MODELOS DE EVALUACION

MODELOS Y ENFOQUES DE LA EVALUACIÓN


Hasta hace muy poco tiempo, en nuestro ámbito, era muy fácil encontrarse con el siguiente reduccionismo: evaluar es igual a calificar a los alumnos.

Afortunadamente, muchas voces se han levantado en su contra, y así, sin negar esa función, la evaluación se ha convertido en un elemento del proceso educativo con una incidencia muy fuerte en otros aspectos y ámbitos que superan con mucho la figura del discente.

Evaluar programas, evaluar contextos, evaluar centros, evaluar profesores, evaluar materias... son accidentes que ha de cumplir la evaluación dentro del sistema educativo. La evaluación ha ido ampliando sus centros de influencia, hasta convertirse en uno de los ejes y en uno de los requisitos imprescindibles, si queremos hablar con seriedad, de una enseñanza de calidad.

La preocupación por la evaluación en educación es antigua; pero no nos vamos a remontar a los exámenes que los funcionarios chinos ya tenían que realizar 2.000 años antes de Cristo, ni nos detendremos en la influencia positivista primera y la presión de la Psicología ejercida a través de las «medidas mentales» de la inteligencia, la memoria, la atención, etc.

La adscripción de un autor a uno de los paradigmas anteriormente citados, se realizada después de que dicho autor se haya decantado por la utilización práctica de algún modelo de evaluación. Esto viene a indicar que los paradigmas evolucionan y cambian porque los evaluadores introducen cambios en sus prácticas evaluadoras; cambios que surgen por la insatisfacción a la hora de utilizar los modelos anteriores.

Como ya se ha señalado, a lo largo del último siglo, se han ido sucediendo, en función de las necesidades de los investigadores educativos, distintos modelos de evaluación. Desde los puramente cuantitativos, como el Tyler, centrado en la evaluación del producto de los resultados de la enseñanza, hasta otros, más de tipo cualitativo, centrados en el análisis de los procesos, como los de Scriven, Stufflebeam o Stake. Aunque no se agotan aquí todas las posibilidades, podríamos hablar de la evaluación crítica de Eisner, de la evaluación iluminativa de Parlett y Hamilton, de la evaluación democrática de MacDonald, de la eva1uación como investigación de Stenhouse, etc.

Estudiaremos ahora tres de los modelos de evaluación que más han influido en nuestro sistema educativo a lo largo del último siglo. A través de su presentación podremos observar cómo han ido cambiando las modas, desde concepciones positivistas centradas en los productos, hacia posiciones más formativas basadas en la evaluación de los procesos.

El modelo de evaluación de Tyler

Iniciaremos nuestro hipotético andar con la figura de Tyler; tras la Segunda Guerra Mundial. Su aportación y preocupación por 1a evaluación en educación ha ejercido una gran influencia. Muchos han sido sus seguidores. Todavía hoy, puede que sea su modelo uno de los más extendidos en el panorama actual de la evaluación en los centros, si bien está siendo criticado y superado ampliamente por otros planteamientos. Su concepción de la evaluación podría sintetizarse así:

· Evaluar supone establecer comparaciones entre las realizaciones de los alumnos, tras un período de aprendizaje, y los Objetivos que se establecieron con anterioridad y determinar hasta qué punto éstos han sido logrados.

· Llevar a la práctica este modelo de evaluación supone:

· Enumerar, secuencializar objetivos.

· Establecer controles o procedimientos para obtener información de los resultados de los alumnos, de forma observable.

· Comparar los resultados con los objetivos.

· Aceptar o rechazar de acuerdo con unos valores o normas.

El procedimiento de diseño evaluativo es el siguiente:

1º. Establecer las metas u objetivos.

2º. Ordenar los objetivos en amplias clasificaciones.

3º. Definir los objetivos en términos de comportamiento.

4º Establecer situaciones y condiciones según las cuales puede ser demostrada la consecución de los objetivos.

5º Explicar los propósitos de la estrategia de evaluación al profesorado encargado de realizarla y cuales serán los mementos y situaciones más adecuadas para la evaluación.

6º Escoger o desarrollar las apropiadas técnicas de evaluación (a ser posible instrumentos objetivos y estandarizados) y utilizar los procedimientos estadísticos apropiados.

7º Recopilar los datos de trabajo, que podrán referirse a los centros, a los programas desarrollados o al aprendizaje concreto de los alumnos).

8º. Comparar los datos con los objetivos de comportamiento.


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